De quien pagó mi redencíon,
Podría siempre yo cantar,
Y con mi voz y corazón
Su nombre siempre alabar.
Por fe en él el pecador
Encuentra vida y perdón,
Y goza en su Redentor,
De Dios el inefable don.
Por redimirnos él sufrió
Amargas penas y dolor,
Y por la muerte demostró
La plenitud de su amor.
Oh Salvador, a ti mi voz
Levantaré con gratitud:
A ti, mi Redentor y Dios,
Autor de vida y salud.