Fuente de la vida eterna
Y de toda bendición;
Ensalzar tu gracia tierna,
Debe cada corazón.
Tu piedad inagotable,
Abundante en perdonar,
Unico Ser adorable,
Gloria a ti debemos dar.
De los cánticos celestes
Te quisiéramos cantar;
Entonados por las huestes,
Que lograste rescatar.
Almas que a buscar viniste,
Porque les tuviste amor,
De ellas te compadeciste,
Con tiernísimo favor.
Toma nuestros corazones,
Llénalos de tu verdad;
De tu Espíritu los dones,
Y de toda santidad.
Guíanos en obediencia,
Humildad, amor y fe;
Nos ampare tu clemencia;
Salvador, propicio sé.