Hoy, por los santos que descansan ya,
Después de confesarte por la fe,
Tu nombre, oh Cristo, hemos de alabar.
¡Aleluya! ¡Aleluya!
Tú fuiste amparo, roca y defensor;
En la batalla, recio Capitán;
Tu luz venció las sombras del temor.
¡Aleluya! ¡Aleluya!
Oh bendecida y santa comunión
De los que aún luchan o en la gloria están;
Un solo cuerpo, porque tuyos son.
¡Aleluya! ¡Aleluya!
Y cuando ruda la batalla es,
Del cielo se oye un cántico triunfal;
Se afirma el brazo, vence al fin la fe:
¡Aleluya! ¡Aleluya!
La aurora eterna ya despuntará;
Las huestes fieles llegarán al Rey,
Cantando alegres a la Trinidad:
¡Aleluya! ¡Aleluya!